Parque Natural De La Sierra Y Cañones De Guara

La riqueza natural del Alto Gállego

El Parque Natural de la Sierra y los Cañones de Guara se encuentra en la provincia de Huesca y abarca gran parte del Prepirineo Aragonés. Las sierras que lo componen forman paisajes espectaculares, marcados por una singular estructura geológica y por la acción erosiva de sus ríos. Por estas razones, se considera que Guara alberga los barrancos más atractivos de Europa, un conjunto de gargantas único en el continente por belleza y cantidad.

Su majestuosa y singular orografía ha conservado las más antiguas muestras artísticas encontradas en Aragón. Pinturas rupestres, vías centenarias, iglesias, puentes, castillos y villas medievales son algunos de los ejemplos de la riqueza histórica, cultural y artística de la zona. El Parque Natural de la Sierra y los Cañones de Guara comparte cierta extensión con el Parque Cultural del Río Vero, cuyos abrigos con pinturas rupestres han sido declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

En este entorno las posibilidades en forma de visitas culturales, deportes de aventura y actividades al aire libre son infinitas. Además de ser meca del barranquismo en Europa, Guara ofrece otras opciones como senderismo, rutas en BTT, escalada, vías ferratas, baños en pozas, ríos y embalses, deportes acuáticos en sus aguas, recogida de setas y observación de su variada flora y fauna en los nichos ecológicos que alberga.

El acusado desnivel y la sinuosidad del relieve, junto con la orientación noroeste-sudeste y la diversidad de suelos, proporciona una gran variedad en los recursos ecológicos y biológicos del Parque Natural.

Una de las características más notables de la vegetación es el contraste entre las vertientes norte y sur. En la vertiente Norte, el quejigar ocupa grandes extensiones, siguiéndolo en altura los pinares de pino silvestre y bosquetes de hayas. A mayor altura encontramos al pino negro, acompañado por algunos pies de abetos. En la vertiente Sur, el predominio es del bosque mediterráneo donde, por excelencia el encinar es el rey. Las escarpadas paredes rocosas facilitan la nidificación de numerosas especies de aves rupícolas, como el buitre leonado, fácil de identificar por su característico vuelo en círculos al ascender en las corrientes térmicas, junto al quebrantahuesos y al águila real. Entre los mamíferos, destacan el jabalí, zorro, gato montés, lirones y la frecuente garduña. La trucha común frecuenta los tramos de río, en los que se alimenta capturando sus presas con increíble agilidad. En los manantiales y remansos de aguas claras vive el tritón pirenaico, al que los pastores llaman guardafuentes, pues cuentan que cuando desaparece, las fuentes se secan.

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